Comentarios sobre el caso de una niña psicótica

Autor: Jaime López

Preludio

Un domingo en la tarde miraba la televisión y me encontré con un programa que en español nombraron Diagnóstico: Niña esquizofrénica. Al principio aparecía una pequeña niña con la cabellera rizada y rubia, mudando de dientes, una blusa rosa y un pants morado, comportándose bruscamente con un pequeño. El nombre de la pequeña era January.

Mi hermana se sorprendía ante el hecho de que la pequeña decía ver cosas que los demás no podían, me hacía preguntas como: “Pero, ¿eso se cura?”, “Oye, con el medicamento, ¿ya va a estar bien?, “¿Qué haces con una paciente así?

En ese momento no tenía las respuestas, no podría decir que ahora las tenga. Recordé una lectura de Piera Aulagnier donde, basándose en la experiencia de su trabajo con pacientes psicóticos, compartía sus observaciones encontradas en diferentes casos.

Así, apoyado en esa lectura, haré algunos comentarios con respecto a escenas que van apareciendo en el documental, en particular a las palabras de la pequeña January pronuncia, que aparte de ser pocas, esas pocas parecieran no ser escuchadas.

Comentarios

January es una niña de 9 años, en la época en que filmaron el documental, su madre es Susan Schofield y tiene un programa de radio por Internet, su padre es Michael Schofield y trabaja como profesor, también tiene un hermano pequeño de nombre Bodhi.

Jani, como la llaman cariñosamente, nace un 8 de agosto de 2002, y “desde el momento en que ella [Susan] pone sus ojos en su hija recién nacida, […] puede decir que algo no anda bien”. Cuando traen a la pequeña a los brazos de la madre, ella la mira y pregunta a la enfermera si su hija es normal, pues “la mira de forma extraña”.

Detengámonos un momento para preguntarnos algo, ¿es este el origen de Jani?, si bien es su nacimiento biológico, previo a este, debería existir un momento previo donde se configuraría su existencia en un espacio en el inconsciente de la madre, el deseo de su madre por un hijo.

Para Aulagnier (1963) existe un monto de libido depositado en un espacio que denomina “cuerpo imaginario”, este cuerpo precede a la existencia material del hijo, lo constituye, lo integra antes de la concepción biológica y lo convierte en algo diferente de un organismo, lo liga a una historia que le precede y que continuará después de que él perezca, pero de la cual formará parte.

Durante todo el documental no vemos aparecer este origen, no escuchamos cómo fue el embarazo de Susan, no sabemos cómo se refería a Jani antes de nacer. En las observaciones de madres de pacientes psicóticos, cuando se les pregunta sobre su embarazo, encontramos que la referencia que hacen hacia sus pequeños, tiene que ver con una concepción de un “objeto orgánico”, como lo vemos a través de dos relatos:

  1. “[Mi embarazo] transcurrió muy bien, ha sido la única vez en que, durante un largo periodo, no tuve perturbaciones urinarias; sin duda mi hijo, al desarrollarse, hacía contrapeso con mis órganos y los sostenía, liberando mi vejiga”.
  2. “[Mi embarazo] fue un periodo difícil, me dolía continuamente el estómago, pienso que era a causa del niño que, al engordar, me pasaba sobre los intestinos y hacía que todo se subiera al estómago” (Aulagnier, 1963)

En el caso presentado en la televisión todos estos datos no aparecen. No es sólo esta historia previa del deseo de la madre la que no aparece, tampoco aparece la ligazón a la historia familiar a la cual se enlaza, no aparecen abuelos, tíos, primos, etcétera.

Todos al nacer caemos en una red simbólica, un tejido que nos arropa, nos cubre, nos nombra. Nuestro nombre se inserta en la historia familiar, nos otorga un lugar, en el caso de Jani hay un espacio muy delimitado, formado únicamente por sus padres y su hermano (además del discurso médico que la atraviesa, y atravesará por lo visto en el documental, de por vida).

January es Enero en español, su nombre nos remite a un mes, al del inicio del año, el inicio del tiempo. Curiosamente las alucinaciones que presenta Jani giran en torno al tiempo, días de la semana como Miércoles y Viernes, u horas del día como 24-horas y 80-horas, también aparecen números como 400, 2° (second-segundo) y 12, que van aumentando según ella va creciendo.

Su nombre juega un papel curioso, pues Jani no lo acepta como suyo:

―January, ¿dónde estás? ―le dice la madre.

― ¡No soy January! ―responde ella.

Ella decide nombrarse de diversas formas, es: “Jani Luciérnaga”, “Hot-dog”, “Arcoíris” y Ranita de ojos azules”. Pareciera buscar por todos lados ese espacio con el cual identificarse, ese lugar que denominamos al inicio “cuerpo imaginario”, el cual le daría soporte, la dotaría de una existencia que ella pareciera no tener, aunque este término resulta en cierto sentido engañoso, pues no es que no tenga ese espacio de identificación, sino que es el espacio de identificación incorrecto, pues no se sostiene de ese “cuerpo imaginario”, sino sólo se sostiene de un “cuerpo real”, un cuerpo constituido sólo orgánicamente, hecho de pedazos de carne, sin un investimento libidinal.

Una conmovedora escena, grabada en un video casero, nos ilustra con un grito desgarrador la ausencia de ese espacio, de ese “cuerpo imaginario” que, si bien alienante, daría sostén y posibilidad de existir a Jani:

― Mom, save me!. Call me!; call me out! ―le grita Jani a su madre.

“Mami, sálvame, llámame, llámame afuera”, ese llámame que podríamos cambiar por “nómbrame, nómbrame afuera”. Es este el grito de Jani por tener un lugar en el cual pueda existir, en el cual pueda ser nombrada, sostenida, vista, es un espacio, el “cuerpo imaginario”, al cual Jani no pudo acceder.

Siguiendo con los nombres, es curioso el que tiene su hermano, Bodhi, que suena igual que “body”, cuerpo. Ante la falla materna de libidinizar el “cuerpo imaginario” en Jani, en su hermano ataron a su nombre este cuerpo que la madre fue incapaz de sostener a través de su deseo.

La falla materna tiene que ver con esa imposibilidad que tuvo la madre para poder representar a su hija en su deseo, esa capacidad que demuestran las mujeres al hablar de cómo creen que serán sus hijos, y que incluso se deja ver al nacer, al verlos por primera vez y dotarlos de características de personalidad que aún no poseen (Aulagnier, 1963) o de semejanzas, que aún no son reconocibles, con familiares. Vimos que en el caso de Jani, el primer reconocimiento fue el de que “algo no estaba bien”.

El documental nos da pocas muestras de las palabras de Jani, lo que nos revela a detalle, es la adicción médica por callar el discurso del psicótico con medicamentos. Jani, tristemente, se ve sometida a un tratamiento médico, que va aumentando en dosis y disminuyendo en escusas.

Tal es el grado de anulación de la palabra de la pequeña, que en cuanto ella empieza a hablar de lo que ve, inmediatamente los padres insertan en su boca una pastilla, para que ya no hable, para que ya no cuente, para que ya no de muestra de la falla materna que recuerda la pequeña.

Update

Recientemente me enteré que existe una segunda parte del documental. Jani tiene 12 años, a su hermano Bodhi le diagnosticaron trastorno del espectro autista, y temen que también presente alucinaciones. Las palabras de Jani siguen siendo calladas a través de los medicamentos, los cuales han aumentado, pues se muestra un pequeño bolso lleno de frascos con pastillas.

En la primera parte los padres entran en contacto con otros padres que tienen niños esquizofrénicos, comparten experiencias, conviven, etcétera. En esta segunda parte, se muestran parcialidades de algunos casos, de entre ellos, sólo uno es invitado a hablar, de hecho a cantar, pues a través de la música, a través de sus canciones un pequeño de nombre Don logra expresar lo que siente, lo que piensa, y lo que oye de sus “Voces en la cabeza”, título que eligió para su primer canción.

Comentario final

Si bien el caso despertó mi curiosidad, no puedo decir que esté satisfecho con el resultado, aún me queda mucho material por revisar.

Aún quedan respuestas que encontrar y nuevas preguntas a formular, por ejemplo la articulación del cuerpo en los tres registros, Imaginario, Simbólico y Real, así como la articulación en la Madre, en el pequeño y en el Padre; la manera como se estructuró en la madre la falla que da origen a la imposibilidad de libidinizar el espacio denominado “cuerpo imaginario”; el papel del Padre en todo este desarrollo; la manera como se abordarían estos casos desde una perspectiva psicoanalítica, así como la dirección que tomaría su cura; la intervención del discurso medico-psiquiátrico en estos pacientes colocando medicamentos para enmudecerlos, entre otros más.

Creo que el documental nos mostró el sufrimiento que viven muchos pacientes ante la impotencia de poder hablar de aquello que les pasa en sus propios términos, que muchas veces son silenciados, y la reflexión que podemos tomar es que sólo el psicoanálisis les brinda la posibilidad de poder hablar, y no sólo eso, sino también ser escuchados.

Bibliografía

 

  • Aulagnier, Piera. “Observaciones sobre la estructura psicótica” (1963). En: Un intérprete en busca de sentido. México: Siglo XXI, 2010. Pp. 283-302.
  • Diagnóstico: Niña esquizofrénica. (Born Schizophrenic). Discovery Network. Discovery Home & Health, 2013.
Imagen: Morguefile/jeanniet