TAN SÓLO EL FIN DEL MUNDO

Dirección: Xavier Dolan.

Año 2016

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Comentario por Susana Velasco.

Antes de proceder al análisis de esta película, me dí a la tarea de recoger algunas de las críticas de expertos en cine sobre el mismo, que nos preparan para mirarlo y pensarlo, más allá de reflejar el espíritu y genio de Xavier Dolan, este joven cineasta y actor de 27 años.

 

Una película histérica y neurótica de principio a fin…..

Permanentes close ups…[ ]

 

Ya le pudo bajar la intensidad de las tonalidades y jugar más sutilmente con elementos como la luz, el viento, el paisaje, el brillo de la mirada, los árboles…

 

Todos los actores llegan al límite, tanto que hay momentos en que se sienten sobreactuados, pero es que este escuincle – refiriéndose a Dolan – les puso la cámara en el hombro toda la película, como si hiciera falta tener una primera fila en las expresiones que se escuchan a muy altos decibeles.

 

Es el fracaso de la comunicación efectiva…

 

Sólo Xavier Dolan puede representar a La Piedad con uñas largas, bisutería escandalosa y párpados azul eléctrico… (Mrs. Punisher. En Cinescopia, 06/12/2016).

 

Para aquellos quienes no están familiarizados con Xavier Dolan-Tadros (1989), se trata de un joven quebequense (Québécois), nacido en Montreal, de padres activos en el medio artístico.

 

Desde los 6 años de edad, Dolan se inició como actor de anuncios en la televisión. Actualmente es cineasta, escritor, director, actor y diseñador de vestuario para películas. En 2008, escribió y dirigió Maté mi madre, que ganó tres premios en Cannes en el año 2009. Se trata de un libreto basado en sus propias experiencias de vida, mezcladas con ficción, mismo que empezó a elaborar dos años antes. Adicionalmente ha dirigido varias películas, cortometrajes y videos para grupos como Indochina y la cantante Adele.

 

“Tan solo el fin del mundo” (Juste la Fin du Monde), se basa en la obra de teatro de Jean-Luc Lagarce, (1957-1995), actor y director de teatro, fallecido a los 38 años, hace ya veintidós. Actualmente es el escritor de teatro contemporáneo más representado en Francia.

 

Para Tan sólo el fin del mundo, Dolan conforma un reparto integrado por actores de primer nivel:

Louis: Gaspard Ulliel

Antoine: Vincent Cassel

Catherine: Marion Cotillard

Suzanne: Léa Seydoux

Martine (madre): Nathalie Baye

 

Para musicalizarla, elige al compositor Franco-libanés Gabriel Yared, quien ha tenido a cargo la música de varias películas del cine francés, norteamericano y europeo, como son por ejemplo El paciente inglés, City of Angels, La vida de los otros, El amante, Camile Claudel, Cold Mountain, El talentoso Sr. Ripley, Otoño en Nueva York, y recientemente Chocolat, El profeta, Coco Chanel & Igor, entre otras.

Yared colorea el escenario fílmico y emocional de esta película y llena los espacios de silencio a través de música instrumental y canciones que aluden al tema.

Home is where it hurts (El hogar es donde duele), compuesta e interpretada por la cantante francesa Camille (1978), es la primera de ellas que nos aproxima a la temática de los conflictos familliares.

 

La fotografía de André Turpin (1966), otro cinematógrafo, director y escritor de películas canadiense varias veces galardonado (Genie awards), acentúa, con el juego y contraste de luces y colores, los tonos afectivos que, a decir de quienes conocen su obra, Dolan gusta de resaltar con cierta estridencia, siguiendo un estilo dramático, siempre cargado de expectativas que terminan en silencios.

Tan Sólo el fin del mundo nos revela desde el título mismo, la intención defensiva de “restar importancia” a un final sin retorno, de hacer de algo terrible y doloroso, lo “sencillamente” inevitable; dicho de otra manera, la necesidad de desestimar la realidad. Contraria a una película de acción en la cual la historia y los personajes se mueven de un lugar a otro, ésta se lleva al cabo en un espacio familiar pequeño de una típica familia de clase media, a quien le “ha costado mucho” vivir como vive ahora. Una familia, para la cual el diálogo resulta imposible; las palabras estallan con estridencia como proyectiles que van de unos contra otros, a veces hasta como gritos que parecen pedir auxilio. Otras, también se transforman en silencios cargados de dolor y miedo, generándose un ambiente asfixiante e imposible de distenderse. Es nada más por momentos que, utilizando defensas maníacas como válvulas de escape, se crean situaciones que parecen divertidas, pero que no por ello resultan menos dolorosas o agresivas.

 

Como en toda obra, hay muchas lecturas e inferencias posibles; desde lo latente a lo manifiesto, lo evidente y lo enigmático, y todo esto en un contexto situacional reducido a una comida familiar.

A continuación, ofrezco algunas de mis ideas:

 

Después de 12 años de ausencia y de sostener una mínima comunicación a través de tarjetas postales, Louis regresa a su casa familiar. Se trata de un reencuentro motivado por la necesidad de anunciarle a su familia que está enfemo y despedirse para siempre, porque sabe que morirá.

 

Desde que toma asiento en el avión y le piden que se ajuste el cinturón de seguridad, – acto que puede interpretarse como un intento simbólico de asegurarse y darse valor –, se va creando un diálogo interno a través del cual se muestran sus miedos, su ambivalencia y las enormes dificultades que entraña el volver.

 

Resulta lógico inferir que ante el temor a la muerte, a cualquiera se le reactivan angustias de separación y con ello el anhelo de acercarse a una figura que contenga y ofrezca consuelo. Por algo coloquialmente y a cualquier edad solimos usar la expresión: quiero a mi mamá, cuando, ante el dolor, la enfermedad, la tristeza o cualquier pérdida importante, el Yo alcanza importantes niveles de regresión. Una forma de apelar a la manera en que los niños buscan aproximarse a sus figuras primarias para ser cargados y abrazados. Y es en este contexto emocional, que surge una escena en la cual un niño quien también viaja, juega con Louis desde su asiento trasero, tapándole los ojos y con ello, dándole así un respiro momentáneo de ver, pero sobre todo de imaginar lo que le espera.

 

Louis se representa mentalmente posibles escenarios del encuentro :

 

Quizá sea una comida divertida, nos reiremos todos, pasaremos por alto los errores o quizá me lo reprochen todo, no me perdonarán nada cuando les diga que me iré y no volveré nunca, como en las telenovelas, no habrá preguntas, habrá gritos, llanto, secretos…., imprevisible, y sin embargo, solo es una comida familiar…. no es el fin del mundo.

 

Este ensayar a través de la fantasía y el pensamiento nos dejan ver su deseo de controlar su profundo desconcierto, tanto frente a su propia realidad, como respecto a la posible forma en que reaccionará cada uno de los seres que conforman su núcleo familiar. Ha pasado tanto tiempo, que hay a quienes apenas conoce, como lo son su hermana Suzanne y su cuñada Catherine, de la cual se dice que es encantadora.

 

¿Será un desconocer real a su familia? A lo largo de la película iremos descubriendo que existe un saber inconsciente compartido que no consigue nunca apalabrarse y por ende elaborarse; sólo se actúa porque ha tenido que ser repudiado (renegado). Cada integrante de la familia expresa dicho síntoma de manera distinta, siendo Louis el depositario de los contenidos idealizados, amén de su homosexualidad, que se aprecia genera incomodidad en su madre y hermanos. Louis es el guapo, inteligente, sensible e intelectual de la familia, además de llamarse como su padre sin ser el primogénito; un padre quien por cierto, ya no está entre ellos.

 

Durante el recorrido en taxi hacia la casa materna, se encuentra con diversas escenas de la cotidianeidad, así como con un cartel con la siguiente leyenda: ¿“necesita hablar”? (Besoin de Parler??). Conforme se acerca a ésta, aumentan su temor y ambivalencia:

 

Doce años, doce años son muchos…, a veces se nace en familias a las que no se entiende, sólo se comparte la sangre…, por eso nos alejamos voluntariamente.

 

Louis emigra a una ciudad lejana para crecer y trabajar exitosamente como escritor, pero como se puede ver, también para poner distancia de un entorno familiar perturbado y disfuncional. Asimismo, parece irse para encontrar un medio social más aceptante que la provincia, en el cual tenga un lugar siendo homosexual, como el barrio gay en el cual vive durante un tiempo y del cual después se va. No obstante, me pregunto si el sentimiento de culpa por vivir su homosexualidad, lo llevará en algún momento a enfermarse de muerte.[1]

 

La otra escena:

 

En su casa se percibe un ambiente lleno de expectativas y grandes tensiones. Todos pelean, pero a la vez se preparan para recibir a Louis. Aunque saben que éste pronto llegará, su llegada los “toma por sorpresa”.

 

Vemos a una madre que utiliza un maquillaje que le sirve de fachada, o dicho de otra manera, de máscara grotesca que oculta y a la vez revela su interior: la disociación, la desmentida, la angustia de separación transformada en reproches y envidia; la denegación del dolor y del paso del tiempo, y por qué no…, también el deseo de amar y de ser vista por todos, que coexisten y que se despliegan a través de un actuar contradictorio.

Se muestra cariñosa, esmerándose al preparar deliciosos platillos; intenta generar un ambiente festivo y alegre, haciendo bromas que desvíen la atención y aplaquen la agresión de los otros. Sin embargo, sus palabras y actos no consiguen su objetivo consciente, ya que ellos contribuyen a enloquecer el ambiente.

 

Nos encontramos también a Suzanne, doce años menor que él, quien lo idealiza y anhela acercarse a su hermano para seguir sus pasos, separarse y crecer. Louis representa para ella una figura de identificación, aun en su ausencia. Suzanne cuelga los artículos que éste publica al lado de sus propios dibujos, todos ellos representativos de su mundo interno; también guarda en una caja todas las postales que contienen esas frases elítpicas (correctas, pero que omiten palabras), a las que ella y la familia hacen referencia.

Profundamente introspectiva y deprimida, Suzanne intenta controlar su constante angustia a través de una fuerte adicción a la mariguana. Le enseña su cuarto, mostrándole a Louis con ello un poco quién es, al mismo tiempo que le comunica su sentir y el de la familia… te admiramos, te seguimos, pero sentimos que lo que haces es para otros y no para nosotros. Le pide se acerque a ella e incluso, con el pretexto de cambiarse para la comida, se desnuda frente a él; en el fondo, esto parece que va más allá de una costumbre sociocultural, se aprecia una cierta necesidad inconsciente de poner a prueba su masculinidad y sus límites. Frente a ello, Louis, se mantiene a distancia y no encuentra el espacio para comunicarle el por qué ha vuelto.

 

Antoine, su hermano mayor, muestra una enorme dificultad para manejar las emociones, para ligar y conciliar el amor con el odio y transformarlos. Es quien actúa más la agresión, la ambivalencia, la envidia y el desconcierto. Se nota que quiere a Louis, pero rivaliza con él; le da la espalda como seguramente siente que su hermano y el “otro ausente”- su padre -, le dieron la espalda y lo abandonaron a él, dejándolo a cargo de una familia rota, y de una madre que lo agrede por querer separarse y vivir. Recurre a esta maniobra regresiva (los niños y bebés voltean la cara ), justo cuando Catherine le cuenta a Louis de la familia que ha formado con Antoine. Ella intenta ejercer una función vinculante, mostrando con ello el amor que le tienen a Louis, pero a la vez, dejando ver el conflicto que produce el que sea gay. Bueno, a nuestro hijo le pusimos Louis, por usted, por su abuelo y porque posiblemente no vaya a tener hijos, pero espero que no tenga problemas por ello. Antoine enfurece, precisamente frente a temas del orden de lo sensible que puedan delatar cierta ternura. Ataca al vínculo, gritando, devaluando e insultando, y cortando así un posible diálogo.

 

Y sin embargo, es Antoine quien sigue con la tradición cultural de formar una familia y con ello trascender a través de los hijos. Es quien elige a una pareja dulce capaz de contenerlo y reflexionar, aunque predomine su propia destructividad; a la vez es quien fabrica herramientas. ¿No es ese acaso un intento simbólico de buscar elementos de reparación desplazados a su quehacer laboral cotidiano?

 

Por su parte, Catherine, con su mirada dulce y empática, establece de inmediato una diálogo silencioso con Louis. También es quien lo confronta con una pregunta, cuando durante una corta charla, sale un tema y temor que circula por el imaginario de todos; el desinterés y desamor del uno por el otro. ¿Habrá alguna vez pensado que Antoine puede sentir lo mismo que usted; que no lo quiere y no se interesa por lo que le pase? Esto deja a Louis pensativo y sin palabras; tampoco puede decirle a ella el motivo de su visita.

 

Una escena que resulta fundamental para comprender la dinámica familiar, es cuando Martine, la madre de Louis, lo llama a encontrarse solos a media luz, en un cuarto en el cual suele esconderse de Antoine para fumar. Durante esa breve y relativa intimidad, previa a la comida familiar, es que ambos se “permiten un respiro”, y sin embargo, bombardea a Louis con sus palabras.

Le reclama su lejanía y falta de comunicación, con un sarcasmo que lo describe bien,… siempre con tus tres palabras y una pequeña sonrisa.

Le hace saber que está al pendiente de él, ya que sabe que Louis salió del barrio gay. A pesar de que enfáticamente le expresa que lo quiere y que ese es su derecho, lo castiga y rechaza a través de mensajes contradictorios; ella ha olvidado el paso del tiempo y le pregunta con una suerte de “bella indiferencia”, qué edad tiene Louis.

 

Sin dejarlo hablar, le advierte que el encuentro con la familia será difícil por las preguntas y reclamos que se le harán. Le exige a éste que ejerza la función paterna, porque es Louis quien encarna al padre por llevar su nombre y sus mismos ojos, pero sobre todo, por sus dones e intelecto. De acuerdo a la demanda materna, Louis debe devolverles la ilusión y esperanza a sus hermanos, a pesar de que éstas sean falsas promesas, como si se tratase de su pareja a quien le exige presencia y no a su segundo hijo.

Sólo le es posible acercarse a él y darle un abrazo, poniendo como pretexto un perfume que busca desesperadamente dentro de su bolsa; en ella parece no tener cabida una espontaneidad libre de defensas maníacas. Saca el perfume como por obra de San Antono, y mientras se lo pone en el cuello, el pecho, las muñecas y la nariz, reza: por los besos, por Antoine, por la comida y por mi. Suzanne y Louis quedan fuera de su ritual.

Cabe decir que en la tradición católica se adora y reza a San Antonio para hallar las cosas perdidas, para recuperar la salud y también para conseguir pareja; otro dato más que abre al expectador enigmas sobre el manejo de la cercanía y la sexualidad entre esa madre y ese hijo, quien no puede cumplir con su función materna sin perturbar.

El abrazo estrecho y silencioso que le sigue, le resulta a Louis como un soplo de viento fresco, de vida y de luz que entra por la ventana y lo libera momentáneamente de un ambiente que, no obstante, lo atrapa y ahoga, por lo que le vienen ganas de vomitar.

 

A pesar del miedo que siente, Louis busca el espacio de la sobremesa para poder dar la noticia a su familia; sin embargo, cuando le preguntan sobre sus planes para la tarde y éste expresa su deseo de volver a ver la antigua casa familiar, recibe una serie de respuestas que expresan la amenaza que representa el volver:

 

¡Quieres regresar a ese agujero de mierda para ver cómo caen las hojas sobre el techo oxidado, después de que nos costó 20 años salirnos de allí?, le dice Antoine.

¿Olvidaste algo en tu recámara?, bromea su madre.

Es como si me fuera a Auschwitz y me masturbara con la sangre seca mientras escribes un poema, continúa Antoine.

Resulta ahora evidente que para Antoine y Martine está prohibido voltear a ver a un pasado que se antoja traumático, como una mazmorra en la cual ha habido un enorme sufrimiento, que Louis parece necesitar enfrentar, elaborar e historizar antes de morir.

Al pensar las metáforas empleadas, surgen preguntas e ideas, que a mi entender aluden al abuso y encierro forzado, al abandono, al deterioro y a la locura.

 

Otros elementos más nos aproximan a aquello secreto y ominoso, que nunca se acaba de desentrañar; se trata de una serie de símbolos que aparecen constantemente, como son la alusión al tiempo representado por un reloj cucú (un reloj loco), la referencia al terrible calor que altera, el fumar y la repetición de la frase que lleva como título la película.

 

Para Louis, reconstrucción y resignificación se hacen posibles gradualmente, pero sobre todo, surgen en el espacio de su cuarto, ahora bodega, en donde el tiempo se ha detenido y sus cosas, cargadas de polvo, lo conectan con una suerte de imágenes oníricas sobre su infancia y adolescencia. En unas de ellas, se ve la cercanía y amor entre Louis y su padre; en otra, el recuerdo de un encuentro sexual con un chico, de apariencia femenina, que se antoja como su primera experiencia sexual.

 

¿Será aquel vecino a quien llora cuando se entera por Antoine que ha muerto de cáncer? En todo caso, en ambos recuerdos encubridores se ve cómo su estrecha cercanía a dos figuras masculinas significativas, que ya no están, marcan posiblemente el camino de su orientación sexual hacia su mismo género y quizá también, son la razón de su enfermedad; a saber.

 

Louis entiende que entre su familia no existe el espacio psíquico que pueda recibir y contener otra noticia de esa magnitud. Opta por el silencio y por hacer lo que su madre le pide y que siempre le ha gustado hacer; inventar historias y hacer falsas promesas a sus hermanos, como si exstiese un futuro promisorio para volver a estar reunidos todos. Y sin embargo, cuando Louis anuncia el fin de su visita, se sucede la peor crisis del encuentro; Antoine no tolera pasar de un acercamiento ficticio a una despedida y lo empuja para que abandone en ese mismo instante del espacio familiar.

 

Finalmente, Louis entiende que, al igual que el pájaro cucú que intenta liberase de un reloj y se estrella al no encontrar una salida, él decide marcharse y morir sin revelar una verdad que nadie quiere escuchar. De allí que se diga a si mismo: tan solo es el fin del mundo…. el fin de su existencia.

 

 

HOME IS WHERE IT HURTS

Mi hogar no tiene puerta,

Mi hogar no tiene techo (tejado)

Mi hogar no tiene ventanas

No es a prueba de agua ( impermeable)

 

Mi hogar no tiene manijas (asideros)

Mi hogar no tiene llaves

Si estás aquí para robarme

No hay nada para hurtar

 

Inicio de página

En mi casa

Es en donde temo

 

Mi hogar no es un puerto

Hogar, hogar

Hogar es donde duele

 

Mi hogar no tiene corazón

Mi hogar no tiene venas

Si tratas de irrumpir

Éste sangra sin dejar manchas

 

Mi cerebro no tiene pasillos

Mis muros no tienen piel

Puedes perder la vida aquí

Pues no hay nadie adentro

 

Inicio de página (para empezar)

En mi casa

Es allá donde yo temo

 

Mi hogar no es un puerto

La casa no es una carroza fúnebre

Mi hogar no es una cosecha

Hogar, hogar

Mi hogar es donde duele

 

Nacido en el huevo,

Sí, en el fondo del huevo se mata a sí mismo

 

Ha pedido la llave en donde te hayas encerrado

Has puesto los pies en donde se es perseguido

 

* Susana Velasco K. Cine Tonalá, Ciudad de México, 28 de enero de 2017.

[1] No se sabe con claridad si contrae la enfermedad fuera, o en su pequeña ciudad.

 

Los últimos sábados de cada mes se lleva a cabo nuestra proyección Cine+Psicoanálisis SPM en el Cine Tonalá de la colonia Roma en la ciudad de México.

 

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