Por Alejandro Radchik
Nuestro organismo continuamente se encuentra en búsqueda de equilibrio.
Observa bien en qué posición te encuentras ahorita, fíjate cómo tienes las piernas, y luego podrás observar que fuiste cambiando tu posición, ¿por qué?, pues porque ya se te había cansado la pierna, o se te “había dormido”, o en fin, siempre estamos compensando cuando surge un des-equilibrio.
Si hace mucho frío, nos pondremos un suéter, pero, si de repente aumenta la temperatura, entonces nos dará calor, y nos quitaremos el suéter.
Si tenemos hambre, comeremos para paliar esa sensación.
Así como nuestro cuerpo se la pasa compensando los desequilibrios, así nuestra psique tiene que hacer. El inconsciente, es el encargado de conseguir el equilibrio mental.
Cuando surge abruptamente una situación que amenaza nuestro equilibrio psíquico y surge un avasallamiento de impulsos, el Ello se escapa provocando una acción que estará buscando a nivel inconsciente, compensar la estabilidad que se ha visto amenazada.
Este fenómeno, recibe el nombre de actuación o acting-out. Se distinguirá en que el individuo ejecuta una acción que es impulsiva e inconveniente. A través de esa acción, habrá obtenido una descarga que podría haber metido en problemas a la propia persona.
Es característico que la parte pre-consciente, se percate de las inconveniencias de ejecutar la acción que se está por llevar a cabo. Como la persona que está a dieta y ve el pastel y se lo come, y se dice a sí misma “ya, me vale”, es decir se deja vencer por su impulsividad, pero, a cambio de eso, recibe una disminución de la ansiedad por consumir el alimento prohibido.
Veamos otros ejemplos:
Una pareja de novios próximos a casarse, venían observando que cada vez era más evidente que resultaban incompatibles, en caso de que se casaran se evidenciaba que fracasarían; en alguna ocasión decidieron reunirse para platicar sobre su relación, y “acordaron” que lo mejor, era dar por terminada la relación. Ante la evidencia, de que tendrían que romper la relación, pues eran irresolubles sus conflictos, se activó angustia de separación. Por tanto, decidieron que “de despedida”, tendrían un encuentro sexual, pero no tenían anticonceptivos, ambos sabían que en el caso de que tuvieran una relación sexual, ella podría embarazar.
Cabe hacer notar, que cuando habían iniciado su vida sexual, ya el ginecólogo le había hecho notar que en ella existía la probabilidad de quedar embarazada. De ese encuentro sexual “de despedida”, ella resultó embarazada, decidieron ambos, que dado que estaban por tener un hijo, “mejor se casaban”. Por desgracia, los pronósticos fueron acertados, no pudieron lograr que su relación marital funcionara.
Otro ejemplo es el de una chica L., quien sufría de un trastorno narcisista, requería de estar constatando que era el centro de atención. En una ocasión, durante una reunión de la gente de su oficina en la que dejó de serlo, le surgió tal angustia de desintegración que de repente, decidió desnudarse y ponerse a bailar sobre la mesa.
Es en este sentido que, entre las reglas que se suelen plantear al inicio de un proceso terapéutico, una de ellas es que no se tomen decisiones importantes sin antes analizarlas, no porque el terapeuta tenga que dar permiso, pero porque al iniciar el viaje al interior, nos iremos encontrando con momentos de angustia, que pueden orillarnos a cometer un acting out.
Espero que estas ideas, ilustradas con algunos ejemplos, les inviten a seguir investigando sobre este complejo concepto, que nos intriga y nos sorprende porque surge de repente y desde lo inconsciente.
 
El contenido de los artículos publicados en este sitio son responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la postura de la Sociedad Psicoanalítica de México. Las imágenes se utilizan solamente de manera ilustrativa.