Aspectos psicoanalíticos sobre el Transexualismo

Autor: Eugenia Vega

 

Muchos hombres y mujeres aseguran que pertenecen al sexo contrario del que les indica su composición anatómica; que están presos dentro de un cuerpo inapropiado y que esto es un truco cruel de la naturaleza. Buscan corregir esto demandando múltiples cirugías y ayuda endocrinológica para cambiar sus cuerpos.

Para este trabajo utilicé planteamientos del Doctor Charles Socarides y el Doctor VamikVolkan. Ambos tienen varios estudios con pacientes transexuales, éstos textos esclarecieron dudas que tenía acerca de este trastorno de identidad: en primer lugar, ¿es trastorno, perversión, psicosis?,  ¿en qué etapa se gesta este trastorno?, ¿qué pasa antes y después de la operación?, ¿qué líneas habría que tener en cuenta para trabajar con un paciente así?

Me gustaría comenzar esta exposición diferenciando tres conceptos que se suelen confundir comúnmente, y que el autor Charles Socarides nos explica claramente:

-Transvestismo.

Función: Logra la femineidad al intercambiar ropajes a la vez que conserva su pene, disminuye el miedo de castración y reasegura en contra de éste, disminuye la angustia de separación.

Motivación Psicosexual: Anhelo orgástico; añoranzas de femineidad: 1-envidia a la madre y a las hermanas; 2- quiere ser poderoso como la madre; 3-quiere tener bebés; al usar vestuario femenino experimenta un incremento del placer de una identificación femenina vicariante a la vez que conserva su falo.

Meta o Elección de Objeto Sexual: Puede ser una persona del mismo o de distinto sexo. Ocasionalmente no hay objeto sexual, sin embargo la meta seual es importante (reunión dichosa con la madre).

-Transexualismo.

Función: Logra la “femineidad” a través de preparaciones quirúrgicas y endocrinológicas radicales diseñadas para remover toda huella del género anatómico verdadero y para promover que se actúe un rol femenino asumido y sintético, tanto en el medio ambiente como en el acto sexual; escapa de la homosexualidad; se somete a la temida castración (“fenómeno de libramiento”), se identifica vicariantemente con la madre poderosa, neutraliza el temor que el tiene y disfruta conscientemente del deseo infantil de tener coito con el padre (la realización del Edipo negativo); huye de temores paranoides de ser víctimas de la agresión de hombres hostiles  y más fuertes que él quienes podrían dañarlos con las relaciones homosexuales; neutraliza la agresión disminuye la angustia de separación.

Motivación Psicosexual: Anhelo orgástico; conscientemente añora la femineidad y lo actúa con una plena reafirmación anatómica, deseos de desplazar a la madre con el padre.

Meta o elección de objeto sexual: Persona del sexo previo al cambio electivo.

-Homosexualidad.

Función: El hombre logra obtener “masculinidad” a través de la identificación con, y la incorporación del varón que funje como pareja sexual; disminuye el temor a la castración y reafirma en contra de ésta; disminuye la angustia de separación.

Motivación Psicosexual: Anhelo orgástico, búsqueda y añoranza de la masculinidad; elección narcisista de objeto, vínculo con la madre mediante la ecuación pene-pecho.

Meta o elección de objeto sexual: Persona del mismo sexo.

 

Ambos autores, Socarides y Volkan, dan mucha importancia a la etapa planteada por Mahler de separación-individuación para el desarrollo del transexualismo. Explicando que la incapacidad para hacer la progresión desde la etapa simbiótica de la más temprana infancia, hasta la separación-individuación restulta de una fijación, con la concomitante tendencia a hacer una regresión hacia la etapa simbiótica; lo anterior se hace manifiesto en el temor de aniquilación personal, de pérdida de los límites yoicos y sensación de fragmentación.

Lo anterior implica que el transexualismo, como varias perversiones según plantean estos autores, se da en etapas pre-edípicas.

Explican también, que existen varios indicadores clínicos que pueden ser citados como patognomónicos de fijación pre-edípica; el de mayor importancia es la observación de que en todos aquellos con perversiones existe una identificación primaria con la madre con la concomitante confusión sexual (genérica).

Socarides cita a Roiphe, quien en 1968 estableció la existencia de una conexión definitiva entre el temor de la pérdida objetal y la angustia temprana de castración señalando que durante el periodo entre los 18 y 24 meses de edad, el principal impulsor del desarrollo era el interés por lograr la diferenciación del sí- mismo con respecto al objeto, así como la internalización y solidificación de las representaciones objetales. Este período temprano de interés y actividad genital, tiene lugar por completo, dentro de la etapa pre-edípica y es concomitante con la consolidación de las representaciones mentales del objeto y del self.  Roiphe concluyó que las experiencias que tienden indebidamente a plantearle al niño un desafío relacionado con una amenaza de pérdida de objeto o de disolución corporal, dan por resultado una vacilante y fallida delineación genital somática en un momento en que normalmente se consolida, en forma primaria, la esquematización genital.

Narran un trabajo de Galenson y asociados en donde a partir de su trabajo con niños sanos y enfermos, concluyen que existe una forma temprana de angustia de castración (“castración de guardería”) que posteriormente se combina con la angustia de castración de la fase fálica. En tales niños se puede apreciar, mencionan los autores, además de un esbozo vacilante, confuso o defectuoso del yo corporal el inicio del proceso de formación de la perversión.

Socarides expone como teoría que en todos los perversos hay un trastorno pronunciado de la identidad del self definida por el género que se inició en la etapa de separación-individuación y que no fue un desarrollo secundario resultante de una reacción edípica negativa.

Explica que en las perversiones el paciente intenta liberarse de la lesiva y destructiva unión con la madre, apartar necesidades incorporativas-introyectivas, y mantener una distancia y/o cercanía óptima con ella. La regresión ocurre cuando las presiones para adaptarse al rol masculino se vuelven demasiado intensas; los mayores peligros inherentes a esta regresión promueven un incremento de la actividad perversa en un frenético intento de buscar alivio.

Según la experiencia del autor los individuos con una perversión no son psicóticos, en la psicosis puede haber perversión. Una perversión exitosa evade la psicosis mediante una escisión en el yo, la cual deja una parte relativamente normal que es capaz de hacer frente a la realidad externa, a la vez que permite que la porción sujeta a regresión se manifieste de forma psicótica en un limitada esfera sexual.

Describe detalladamente un estudio sobre las perversiones. Habla sobre las formas pre-Edípicas y Edípicas de la perversión. Planteando que  en las formas pre-edípicas, el intenso vínculo, temor y la culpa en las relaciones del niño con su madre dan origen a ciertas transformaciones psíquicas de gran importancia, las cuales son efectivas mediante el mecanismo del compromiso represivo.

En las formas pre-edípicas, a menudo se encuentra intacta la prueba de realidad pero es ignorada consciente o inconscientemente. Pueden ser difusos los límites entre la fantasía y la realidad; puede haber un deficiente control de impulsos o estar presente sólo un control parcial lo que da lugar a la actuación de los impulsos y a la búsqueda de gratificación instantánea. Los pacientes pre-edípicos frecuentemente revelan una elevada autoestima que raya en omnipotencia y que se alterna con sentimientos auto-devaluatorios extremos. En el tipo pre-edípico también puede haber límites yoicos fluctuantes así como un trastorno afectivo y en el control de los afectos.

Cuando no está presente el conflicto pre-edípico no podría formarse una perversión bien estructurada; todas las variadas formas de la perversión, reflejan distintas formaciones de compromiso entre las identificaciones con la madre quien es simultáneamente considerada como poseedora de un pene y, a la vez, castrada.

Volkan narra varios estudios que se han hecho con personas transexuales. Comenta que hay más hombres que mujeres que han pedido desde mediados de 1950 cambiar de sexo en Estados Unidos y que no todos han logrado obtener la tan deseada cirugía.

Explica la búsqueda constante de la perfección por parte de estas personas. Los transexuales buscan la perfección con respecto a partes de su cuerpo que necesitan corrección así como la corrección de su auto-concepto. Menciona que los transexuales en sesiones utilizan varias frases y tienen distintos comportamientos para expresar la aspiración a ser perfectos. Sus observaciones indican que los pacientes que logran tener la cirugía, después de un tiempo presentan preocupación por la apariencia de los genitales. Constantemente están buscando esta perfección, se operan la cara, pecho, piernas, se quitan la “manzana de adán” (hombres), etc.

Una mirada más profunda para este hecho, podría ser la necesidad de buscar que se les retire toda la agresión, todas sus partes “malas”, indeseables; todo lo que los haga sentir que no son perfectos. Volkan llama a las cirugías de reasignación de sexo, como reasignación de la agresión.

Existen estudios que indican que los hombres transexuales perciben al pene, en cierto nivel, como un símbolo de maldad: que es malo y agresivo. Así que la fantasía es que al quitarles el pene les quitan esa maldad. En las mujeres transexuales su “pedazo” de pene las hace incompletas, así que tener un pene no sólo las completa sino que les da el poder que necesitan para ya nunca más volver a sentir agresión.

Ejemplifica esto con un paciente que incluso grabó, pues cuando venía vestido como hombre (sexo anatómico)  era agresivo, hablaba muy fuerte y con groserías, se quejaba, estaba muy molesto; y cuando se vestía como mujer era dulce, tranquilo y extremadamente gentil. Al señalarle esto, el acepta y dice que su deseo es que la agresión va a desaparecer cuando le quiten el pene.

La búsqueda de perfección es una defensa contra la ansiedad. La cirugía de reasignación de sexo no detiene este conflicto. Los pacientes creen que al removerse lo que asignaron como malo, dañino y agresivo para quedarse sólo con lo bueno y que al fin alcanzarán la imagen idealizada que tienen haciéndolos felices y así desapareciendo ese sentimiento constante de ansiedad; pero eso no pasa, como se mencionó anteriormente.

Volkan relaciona el tipo de relación objetal y mecanismos utilizados por los transexuales con los sujetos con personalidad borderline.

El hombre transexual busca unir todo lo bueno de sus auto-representaciones con todo lo bueno de las representaciones de la madre para volverse así una mujer perfecta; y deja todo lo malo de la madre y de él mismo en lo que va quitándose (el pene, manzana de Adán, etc.)

Volkan menciona que los transexuales constantemente están buscando testigos o personas que los idealicen, así como ellos idealizaron la imagen de la madre y la propia. Recalca que es importante que los psiquiatras (hablando de Estados Unidos en donde para llevar a cabo la cirugía les piden horas de consulta psiquiátrica) y los cirujanos no caigan en la trampa en donde actúan la parte de “todo está bien”, “todo está perfecto”, “yo voy a estar perfectamente bien si me opero”; pues todo el tiempo están buscando esto. Incluso habla sobre las parejas que le tocó entrevistar y menciona que éstas se quedaban con la parte de la perfección, la parte idealizada; y explica que los transexuales establecen relaciones parciales, que ellos también niegan lo malo en sus parejas, así como lo propio y que estas relaciones son intensas y extremadamente lábiles.

Expone varios ejemplos, uno que esclarece mucho lo anteriormente expuesto es el de un hombre, que se opera para ser mujer que asiste a análisis con Volkan seis meses, y justo antes de la cirugía cuando él le interpreta que en realidad tiene mucho miedo de perder el pene (por un sueño que relata el paciente) siendo ésta la última sesión que lo vio. El autor describe que durante la sesión parecía que lo que le decía era que se tenía que operar inmediatamente.

Después de tres años apareció una mujer en su consultorio pues le dijo que estaba por ahí y que quería pasar a saludar.  La recibe y le empieza a preguntar sobre su vida y su cambio de sexo.  Ella responde  “si no me cobras puedo venir a darte datos” así que fue dos o tres veces más.

Al principio, “como era de esperarse” agrega el autor, ella hablaba de lo maravillosa, increíble y feliz que era su vida; que era justo como la imaginaba, que tenía varias parejas y que sabían de su situación, que incluso uno ya se quería casar con ella, que estaba en la Universidad y que se sentía plena. Volkan escuchó toda la parte perfecta y después le preguntó por sus sueños; y ahí le comenzó a decir que vivía terrores nocturnos incontrolables, que se le aparecía un enano que tenía la cara “como de su padre” y que vivía dos vidas (hecho que muchos transexuales mencionan vivir antes de la cirugía) la del día y la de la noche.

En fin, el caso es mucho más detallado, pero lo que explica este ejemplo es que la angustia sigue estando presente en estos pacientes y me parece que es algo que se tendría que trabajar muchos años en psicoanálisis; pero como menciona Volkan no es fácil que se queden, él no ha tenido ningún paciente que dure más de ocho meses, pues al lograr la cirugía no regresan, no toleran la cercanía con el analista, principalmente, por miedo a ser re-engolfados.

Conclusión.

Existe una gran necesidad de hacer un estudio profundo sobre lo que pasa con estos pacientes después de la cirugía para trabajar con ellos esta información antes de dicho procedimiento. Para así tratar de hacerles consciente que ese no va a ser su móvil hacia la felicidad completa ni para la perfección.

Es de gran importancia tener en cuenta la explicación que da Socarides sobre las fijaciones pre-edípicas, y ver qué tanto coincide esto con la relación entre transexualismo y la personalidad borderline que plantea Volkan.

 

Imagen: sxc / danbielbro