MonitorPor Valeria Partida
“Quien se precie de psicoanalista dirigirá una mirada psicoanalítica no sólo a sus pacientes sino también a los fenómenos socioculturales”.

  1. Freud

 
En el presente trabajo intentaré resolver ciertas preguntas que me surgen a través de la experiencia del trabajo con niños en el campo escolar (no en el área analítica).
De forma especial, los niños cuentan con una gran facilidad de aprender el manejo de la tecnología, de modo que es común escuchar a  los adultos decir que “vienen con el chip integrado”.
Este fenómeno social trasgrede espacios y exige ser incluido cada vez más y con mayor frecuencia en el mundo social en general. En mi experiencia laboral en un jardín de niños me fue difícil mantener al margen ciertos dispositivos electrónicos aún cuando mis alumnos no eran mayores a los 3 años de edad. La facilidad con la que ellos mismos prendían, ponían, cambiaban caricaturas y películas en la computadora, escogían por medio de imágenes videos y seleccionaban listas de canciones  me resultaba  impresionante.
Los niños se apropian de la tecnología a través de  la observación de sus figuras paternas, por lo que no resultará extraño ver en clases a los pequeños simular hablar por teléfono o “buscar” cosas en internet o chatear con alguien.
Me topé muchas veces con que el día de juguetes (viernes), varios preferían bajar del coche tabletas electrónicas y celulares en lugar de muñecos o juguetes.
Estas experiencias me llevaron a cuestionarme sobre la forma en que este fenómeno socio-cultural puede estarse presentando en el trabajo analítico con niños y cómo puede manejarse, ya que dentro del mismo salón de clases no tenía claro hasta qué punto permitir o no el uso de los dispositivos electrónicos.
¿Qué se debe hacer en el consultorio ante la demanda de un niño de jugar con dispositivos electrónicos y cómo incorporar las nuevas tecnologías en la terapia?
Para el desarrollo de este trabajo hablaré en primer lugar de la historia del análisis en niños y de la terapia de juego mostrando la postura de varios autores y sus aportaciones a este campo. Siguiendo con el tema de la tecnología en las sesiones y finalizaré concluyendo sobre la postura que considero sería pertinente tomar ante la demanda de la  presencia de ésta en el consultorio.
 
Análisis en los niños; Terapia de juego.
En el año de 1909, Freud expone en “Análisis de la fobia de un niño de 5 años”(Caso Juanito), los primeros tintes del trabajo psicoanalítico en consulta con un niño. Sin embargo como el mismo Freud describe, es el padre del niño quién toma el papel de guía ante la situación fóbica que presenta. Pienso en estas sesiones más bien como vinculares entre el padre-hijo, por lo que no me atrevería a señalar que este haya sido el primer contacto con el análisis de niños.
Fue Hug-Hellmuth en 1913 quien comienza a hablar de la técnica de tratamiento de una relación directa niño-analista para describir al  psicoanálisis infantil. Melanie Klein mantuvo la opinión de que Hug-Hellmuth no practicaba genuinos análisis con los niños, pues según ella evitaba las interpretaciones y no trataba a chicos menores de seis o siete años, aunque siempre asumió que debía ser considerada como la primera que se comprometió de forma sistemática en el trabajo psicoanalítico con los niños. (Vallejo, 2004).
Anna Freud abordó el tema mencionando que los niños, a diferencia de los adultos, llegan a consulta sin siquiera saber cuál es el motivo que los ha puesto ahí, es decir, no es el niño quien acude voluntariamente en busca de tratamiento. Por lo que lo primero que debe de hacerse, es un periodo de “entrenamiento”, que no es necesario en el tratamiento con adultos. (Freud, 1981). Esta introducción dará el acceso al análisis verdadero del niño una vez que existan las precondiciones necesarias. (La conciencia del sufrimiento, la confianza y la decisión interior de analizarse.)
Para favorecer las circunstancias necesarias que den entrada al análisis, Anna Freud (1981) mencionó que es necesario establecer en el niño una fijación sólida en el analista y debe de ser llevado a una relación de dependencia, pues este recurso facilita de forma considerable analizar al niño. Solo servirá la transferencia positiva, pues el niño solamente es capaz de hacer algo por amor a alguien; consideró que la forma de lograr esta transferencia sería utilizando al juego como un medio para conseguirlo.
Por su parte, Melanie Klein rechaza en su mayoría la teoría bajo la cual trabajó Anna Freud el análisis de niños, empezando porque no cree que sea necesario llevar al niño de forma obligada a una transferencia positiva. Ya que para ella, el niño transfiere al analista los mismos sentimientos amorosos y hostiles que en su origen se dirigen a los objetos primarios. Klein ideó una técnica de juego con la creencia de que en los niños, a diferencia de los adultos, el Yo no se ha desarrollado plenamente y así quedan mucho más gobernados por el inconsciente.  Ve al juego como una técnica que es puerta de entrada a la aproximación psicoanalítica de los niños, dejando a la palabra (más bien herramienta de los adultos) en un lugar secundario.
Para Klein, las asociaciones lúdicas de los niños son equiparables a la asociación libre en los adultos, tratando de averiguar la significación simbólica oculta tras cada acto del juego. (Freud, 1981).
La técnica del juego resulta entonces una forma de acceso al inconsciente del niño, desde donde se observan formas de representar las fantasías, conflictos, miedos y ansiedades de éste ya que la representación por medio de juguetes se encuentra menos investida de angustia que la confesión por medio de la palabra.  La técnica de juego nos provee una rica abundancia de material y nos da acceso a los estratos más profundos de la mente (Klein, 1927).
 
En Teoría y técnica del psicoanálisis de niños, Aberastury (1979), después de analizar las distintas posturas de Anna Freud y Melanie Klein indicó que su propia técnica se encuentra basada en la de Klein para el análisis de los niños, pero también realiza ciertas modificaciones que aportan aspectos importantes para el trabajo clínico infantil.
En su técnica propuso agregar entrevistas con los padres que aporten información sobre el motivo de consulta del niño. De su trabajo con niños concluyó que la mejor forma de operar las entrevistas con los padres consiste en que sean semidirigidas y que el analista se abstenga de dar consejos, limitando la función de éstas a obtener información relevante acerca de la historia del niño y la relación con las personas más significativas.
 
Sobre ciertas consideraciones del método del jugar en análisis en trabajos más actuales, Parada(1999), menciona que a través de su experiencia en el trabajo con niños ha observado cómo este espacio facilita la creación de escenas en donde se vea reflejado el conflicto del niño, por lo que esta autora hace especial énfasis en que el analista debe de estar muy atento a la función del juego y prestar especial atención a los papeles que le sean atribuidos al propio analista, ya que en ese momento estará fungiendo como representante de figuras del mundo interno del niño.
Menciona que el análisis de niños es un encuentro razonado en donde el paciente se relaciona con su analista, no sólo tomándolo en cuenta como una persona real, sino que es para él un representante de sus objetos internos.
 
Urman (2012), en Controversias en psicoanálisis de niños y adolescentes, menciona ciertas diferencias en dos tipos de juego en los niños: el juego creativo como práctica significante y genuina acción específica de niños, es una vía privilegiada para aprender de la experiencia y de la comunicación del niño consigo mismo y con los otros sujetos en su uso sano. Por otra parte existe el juego sintomático, como vía de formación de expresiones lúdicas con las que el niño intenta, inútilmente, superar o resolver las situaciones conflictivas a las que está fijado. Para este autor es importante diferenciar la manera en la que juegue el niño ya que será el lenguaje de las representaciones evocadas del tipo de inscripciones-recuerdos que le ha dejado el vínculo con su entorno.
 
A modo de conclusión en El estatuto del juego en la clínica psicoanalítica con niños,      Asturizaga y Unzueta (2008), argumentan que el método del juego conserva todos los principios del psicoanálisis llevando a los mismos resultados y que la técnica terapéutica parte de la base de que los niños expresan sus conflictos a través del juego. Es mediante este método que el niño se repara, ya que jugando convierte lo displacentero en placentero a través de las pertinentes interpretaciones tal y como se realizan en los adultos, por medio de la presencia e intervención del analista.
 
Características del juego y material
El analista de niños debe de crear condiciones para que aparezca material analizable y el clima emocional más favorable posible para que el análisis se lleve adelante. (Urman, 2012).
Klein (1927), menciona que los juguetes y todo el material dentro del consultorio infantil está siempre a disposición del niño para que los use si quiere, y su finalidad es simplemente ganar acceso a su fantasía y liberarla.
Para que el juego del niño en el espacio del consultorio sea óptimo, Aberastury (1979) menciona que el espacio del consultorio en sí, como regla fundamental,  debe de dar a entender al niño lo que puede hacer en él sin necesidad de explicaciones. Los objetos, desde el primer momento deben de estar al alcance y a la vista del niño de modo que al entrar tenga una visión completa de lo que le ofrecemos para comunicarse con nosotros.
El material básico con el que debemos de contar es: cubos, plastilina, lápices, papel, lápices de color, goma de borrar, pegamento, tijeras, trapos, cochecitos, tacitas, platitos, cubiertos, muñecos, cerillos, acuarelas, pinturas, ajedrez, damas, etc.
Este material debe de aportarse para cada uno de nuestros pacientes, es decir, cada quien contará con su propio material y se debe de guardar en un cajón individual. Este cajón solamente puede abrirse al momento del trabajo con el niño y se debe de cerrar con llave para que nadie más pueda acceder a él.
Es importante que al comenzar el trabajo con el niño, se establezcan ciertos lineamientos en donde el paciente sepa que el material del trabajo y el producto del mismo deben de permanecer en el consultorio y es para su uso en éste (evitar que quiera llevarse material a su casa).
En el consultorio, además del material individual, se debe de contar con material que es para el uso de todos los pacientes. Por lo que será necesario que cada uno de ellos tenga clara la diferencia entre los materiales y que no se maltrate de forma irreparable los juguetes que compartirá con los demás niños. Por mencionar algunos pueden ser: materiales domésticos de juego, mesa, sillas, cama de muñecas, estufa, vasijas de hojalata, sartenes, cucharas, vestidos de muñecas, cordel de tender, pinzas para la ropa, y cesto para la misma. Una muñeca grande de trapo, títeres y  un escenario. Arcilla, pinturas; arena; agua; pistolas de juguete, juego de palas,  mazo de madera, un caballete de pintor, un teléfono de juguete, escoba, trapeador, etc. (Axline, 2003).
Además del material que se ofrece en el consultorio, puede ocurrir que los niños deseen agregar a su caja de juego algún juguete que traigan de su casa o puede ser que en las entrevistas con los padres ellos mencionen con qué juega el menor y de ser posible agregarlo al cajón individual. (Aberastury, 1979)
Aquí quisiera señalar de forma especial aquellos juguetes que el analista no aporta y que el niño desea traer de su casa.
Si bien he entendido, la finalidad de la terapia de juego, es que los niños, a través de éste, así como los adultos a través de la asociación libre, accedan  al inconsciente mediante los contenidos que el acto del juego puede manifestar. Asimismo entiendo que los instrumentos, materiales que se aportan y las técnicas que se desarrollan en el consultorio tienen el objetivo de analizar el mundo inconsciente del sujeto y es por esto que se utilizan juegos o técnicas proyectivas, es decir, que sean juegos que permitan o faciliten la manifestación del inconsciente en el acto del jugar. La técnica proyectiva busca lograr que el sujeto manifieste su mundo interno, lanzándolo hacia el mundo externo.(Bell en Sneiderman,2006), propiciando la asociación libre y el lenguaje simbólico.
En cierta medida, pienso que todos los juegos en los que se ve involucrado el ser humano, ya sean niños o también adultos, pueden presentar contenidos proyectivos, pero creo importante señalar que existen juegos o juguetes con una mayor o menor capacidad proyectiva que otros. Es por tanto que el analista, ofrece juguetes específicos que desde la primera aproximación con el niño favorecen esta característica.
El juego reglado, el juego inamovible, y muy directivo servirá en menor grado como proyectivo al análisis  y probablemente obstaculice el trabajo analítico y sus objetivos.
 
Tecnología en el consultorio infantil
La tecnología ya forma parte importante de nuestra forma de relacionarnos con el mundo y de entender la vida, así como de nuestro tiempo.
Uno de los trabajos a los que se enfrenta hoy en día el psicoanálisis es evaluar los impactos sociales, históricos y culturales que ejerce la nueva tecnología sobre el psiquismo humano (Yankelevich,2011).
Moreno (2009), en su artículo Cómo trabaja el análisis en los niños, señala que las prácticas relacionadas con lo infantil cambian a una velocidad sin precedentes, las familias actuales tienen un nuevo integrante que la atraviesa desde todos sus frentes: el impresionante desarrollo de la tecnología. Los niños de ahora suelen enseñar a los adultos “como son en verdad las cosas” dominadas por esa tecnología.
Nuestra época se ve inundada sobre todo de tecnología que involucra medios audiovisuales y virtuales. Éstos compiten y a menudo reemplazan, desde la más temprana infancia las relaciones y el contacto entre humanos. (Yankelevich, 2011). En la clínica, sobre todo los niños y adolescentes,  muestran el impacto que tiene la presencia masiva de las pantallas en su vida.
Tras la observación de este fenómeno en mi práctica profesional tal y como lo mencione desde un principio, resaltó ante mí la necesidad de los pequeños de
involucrar primordialmente objetos tecnológicos antes que jugar entre ellos, o aún más que jugar con juguetes, preferían constantemente ver videos, escuchar canciones o jugar juegos virtuales y dibujar con pizarrones electrónicos.
Esta realidad me llevó a pensar en la hipótesis de que son los mismos padres, quienes por mantenerlos sentados, tranquilos y callados proveen a sus hijos de estos “tranquilizantes”. También me cuestionaba de qué forma se están manejando los vínculos y la intimidad en las relaciones padres-hijos en donde coexiste un factor que enajena e hipnotiza durante largos periodos de atención, hasta para un niño de corta edad.
Sigo cuestionándome,  ¿cómo se evidencian estas relaciones en un consultorio y cómo trabajar con un niño o adolescente que se sumerge en el mundo virtual?
Al intentar responder mi pregunta me enfrenté con una importante falta de información documentada que hable sobre este tema tal  y como lo planteo. Entonces, pensé en encontrar lineamientos que mencionen lo permitido y lo no permitido en la práctica analítica con menores. Respecto al tema, encontré que el analista sólo deberá establecer las limitaciones necesarias para tener sujeta la terapia a la realidad y para concientizar al niño de su responsabilidad en la relación (Lebovici, 2000 en Guerra, 2002).
Camargo (2009), cita a Bixler (1949), quien en su escrito Limits are Therapy, sugiere que el terapeuta establezca los límites con los que se siente cómodo en su praxis, sin dejar de incluir:
1.- No permitir al niño que destruya propiedades de la habitación excepto el equipo de juego
2.- No permitir al niño atacar físicamente al terapeuta
3.- No permitir al niño permanecer más del tiempo programado para la entrevista.
4.- No permitir al niño llevarse juguetes del cuarto de juego.
5.- No permitir que el niño arroje juguetes, ni ningún otro material por la ventana.
 
Tal y como este autor menciona, el analista deberá establecer los límites con los cuales puede trabajar, así decidirá si los pacientes pueden o no ingresar cierto material al consultorio y de qué forma se usará aquello que tiene acceso al espacio analítico.
Aún así estoy de acuerdo con el argumento que declara que las reglas o limitantes en el consultorio deben de ser las menos posibles para dejar al niño expresarse libremente, pero creo que es una realidad que cada vez se complejiza más esta actividad.
En cuanto al uso de tecnología en el espacio analítico, optaría por establecer una postura sobre el uso de aquello que es propio del analista, como celular, ipad, tabletas, computadora etc.  El analista decidirá si su propio material puede o no ser del uso del paciente y en caso de que se decida no dar acceso de los propios instrumentos tecnológicos, preferentemente no tenerlos a la vista ni al alcance de ellos.
Dejando a uso del niño aquello que se acordó (el material a su disposición) y lo que él traiga consigo.
 
No pretendo colocar a la nueva tecnología ni a ningún nuevo dispositivo electrónico como recursos buenos o malos, que ayudan o que entorpecen el trabajo paciente-analista. Por el contrario es una realidad a la que le hacemos frente día a día y pienso que cada vez más, así como irrumpe la vida, asedia nuestro campo de trabajo.
Es muy importante evaluar la situación de cada paciente y entender la función que ejerce el material que utiliza en el consultorio y cuál es el uso que le da al mismo.
Para concluir quiero mencionar a Parada, (1999),quien menciona que lo más importante en la labor del analista será el devolverle al niño desde la interpretación, los sentimientos y los aspectos encendidos en la transferencia. El paso siguiente sería poder prescindir del objeto para poder hablar directa y claramente de los sentimientos del niño y de lo que pasa en la relación niño-analista.
Los analistas deben de eliminar el miedo a las nuevas tecnologías en el consultorio ya que todo juguete, (incluyendo a los dispositivos electrónicos) en análisis será solamente el vehículo para llegar al contenido y el trabajo no cambia en sí, sino que como mencioné anteriormente, hay objetos que favorecen el trabajo (como los juegos proyectivos) y otros que lo obstaculizan. Será mediante la interpretación que ganaremos acceso a su inconsciente y lograremos aliviar la angustia del niño siempre que nos encontremos con ella. (Klein, 1927).
Finalmente creo importante tomar en consideración lo que Pérez de Pla (1999), en Sobre el saber callar, jugar e interpretar en el psicoanálisis con niños, menciona:  “Es esencial evolucionar en el análisis con los niños debido a la amplia gama de diversidades que en esta práctica se presentan y no olvidarse de conservar la identidad, especificidad y el objetivo de nuestra práctica aún cuando se diversifiquen sus aplicaciones.”
 
Bibliografía:

  • Aberastury, A. (1979). Teoría y técnica del psicoanálisis en niños. Buenos Aires: Paidós.
  • Asturizaga, E. Y Unzueta, C. (2008). El estatuto del juego en la clínica psicoanalítica con niños. AJAYU, Vol. VI, Nº 1
  • Axline, V. (2003). Terapia de juego. México: Diana.
  • Camargo, C. (2009). Manual para padres de familia con hijos entre 3 a 6 años de edad para fomentar las habilidades sociales a través del juego. México: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
  • Freud, A. (1981). Psicoanálisis del niño. Buenos Aires, Argentina: Hormé.
  • Freud, S. (1909). Análisis de la fobia de un niño de 5 años (El pequeño Hans). Tomo (p.1-118)Buenos Aires: Amorrortu Editores.
  • Guerra, V. (2002). Intervenciones terapéuticas en la triada padre-madre-hijo. En Revista Uruguaya de psicoanálisis. (p.125-141). Uruguay.
  • Klein, M. (2012). Simposium sobre análisis infantil. Tomo I. (p.88-115) México: Paidós
  • Moreno, J. (2009). Cómo trabaja el análisis en los niños. En Controversias en psicoanálisis de niños y adolescentes. Nº 4. (p 11-14). Argentina.
  • Parada, N.J. (1999). Jugando y dibujando, cuestiones sobre la técnica del análisis en niños. (p 141- 146)
  • Pérez de Pla, E. (1999). Sobre el saber callar, jugar e interpretar en el psicoanálisis con niños. En Estudios sobre psicosis y retardo mental. 4. AMERPI. México.
  • Rozenbaum, A. (1996). Esos locos bajitos, Acerca de la técnica de juegoArgentina: Asociación psicoanalítica Argentina.
  • Trotta, M.L. (2011). El psicoanálisis y otras disciplinas en la era de la multimedia: amores por Facebook.  En: Revista de Psicoanálisis: sexualidad, sueños, inconsciente. Vol. LXVIII. n.1.  Buenos Aires
  • Urman, F.R. (2012). Una Mirada psicoanalítica: el juego en la clínica vincular; Controversias en psicoanálisis de niños y adolescentes. Nº 11. Buenos Aires.
  • Vallejo Orellana, R. (2004). HermineHug-Hellmuth, genuina pionera del psicoanálisis del niño. En: Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 89. Madrid, España: Asociación Española de Neuropsiquiatría.
  • Yankelevich, A. (2011), Psicoanálisis en tiempos de 140 caracteres. Impacto de la tecnología en el psiquismo y la práctica psicoanalítica. En. Revista de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. 33. no. 2. Buenos Aires.
  • Sneiderman, S. (2006). Las técnicas proyectivas como método de investigación y diagnóstico. Actualización en técnicas verbales: “el cuestionario desiderativo”. En Subjetividad y Procesos Cognitivos. no. 8. (p. 296-331). Buenos Aires, Argentina: Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales.

 
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