Paola Hamui Amkie

Éste no fue el año en el que conseguiste todo lo que quieres, pero fue el año en el que apreciaste todo lo que tienes. 

Pasó la Navidad y con ella el fin de año, el fin de un año diferente a todos, el 2020, el año de la pandemia y de la eterna cuarentena, pareciera que este año pasó volando, no habían pasado tres meses cuando tuvimos que adaptarnos a trabajar, estudiar, relacionarnos y vivir de manera diferente,  fue el año en que se dio a conocer en cada rincón del mundo un nuevo virus, el coronavirus causante de una enfermedad nueva aunque con nombre del año anterior: COVID – 19, aquel inicio del 2020 llegó como cada año con muchos propósitos de año nuevo planeados y en camino de hacerse realidad; sin embargo, ese inicio de año no fue como todos, aquel nuevo virus nos orilló a todos a encerrarnos, o dicho de manera más elegante a confinarnos,  procurando no salir de nuestras casas, más que para lo indispensable, por temor a contagiarnos o contagiar, de las 52 semanas que tiene un año pasamos 42 en resguardo.

El coronavirus nos orilló a un sinfín de pérdidas, desde hábitos, rutinas, lugares de trabajo o de estudio, hasta en los peores casos pérdidas de seres queridos. Y es así como pasamos por la elaboración de los respectivos duelos. Por eso se considera normal que durante la pandemia las personas estén experimentado sentimientos de tristeza o de ansiedad. Se considera normal que quizá en algunos momentos las personas se muestren un tanto más irritables, puesto que la situación actual nos hace sentir temor y nos mantiene en incertidumbre. La pandemia nos muestra lo frágiles que somos, nos recuerda que somos mortales cosa que evidentemente sabemos, pero que procuramos no recordar a diario, salvo cuando nos enfrentamos a un virus que nos lo recuerda. Es importante tener en cuenta que estas emociones son normales, pero hay profesionales que te pueden ayudar a sobrellevarlas mejor. Si sientes que necesitas ayuda búscala, siempre hay profesionales que te pueden apoyar.

 El 2020 llegó como todos los años nuevos con nuevos planes y propósitos los cuales casi en su elaboración se tuvieron que postergar, pensando constantemente que podríamos realizarlos una vez que la curva se aplane, o que aparezca la vacuna y en esta eterna espera, algunos de los propósitos y planes se tuvieron que cancelar y es así como llegamos a diciembre, Navidad y Año nuevo y con ellos nuevas esperanzas y nuevos propósitos. Pero estoy segura que los nuevos planes y propósitos para el 2021, ya no serán los mismos que teníamos años anteriores, ya que hemos sido tocados por una pandemia; y junto con ella hemos aprendido a valorar aquello que si tenemos en lugar de anhelar eso que nos falta.  

Quizá el 2020 nos haya enseñado que no todo está bajo nuestro control y tal vez nos haya llevado a plantearnos lo prioritario a enseñarnos que nos podemos adaptar a las situaciones y que tenemos que ser creativos para sobrevivir a situaciones que no están en nuestro control.

Esperemos que el 2020 nos haya llevado a apreciar esas pequeñas cosas de la vida que damos por hecho. Como lo afortunados que somos de estar aquí, contar con salud, poder apreciar un atardecer o escuchar a los pájaros cantar, disfrutar de la compañía de un ser querido, en fin, quizá los propósitos de este año sean mucho menos ambiciosos que años anteriores, pero a la vez esperemos que sean mucho más profundos y significativos. Tal vez la pandemia nos haya  enseñado que no podemos controlarlo todo ya que muy poco está en nuestras manos, salvo nuestra actitud y la forma de enfrentar las cosas y esto puede hacer una total diferencia en la manera de afrontar la vida.

Que este fin del 2020 e inicio del 2021 nos sirva como un parteaguas, para comenzar de nuevo, plantearnos nuevas metas, nuevos propósitos y replantearnos aquellos que no pudimos cumplir, evaluar nuestras anteriores expectativas, quizá notemos que hay cosas que no sean ya tan necesarias o indispensables como hace un año lo creíamos.

Por lo tanto, con esto en mente aventurémonos como todos los años a plantearnos propósitos de año nuevo que por lo general tienen que ver con distintas áreas de la vida como el trabajo (desde ser más organizado hasta un cambio de puesto o empresa), salud (comer sano, hacer ejercicio, dejar de fumar, dormir y descansar más… ), relaciones interpersonales (buscar pareja y mantener buenas relaciones con los amigos, hasta procurar un mayor acercamiento con la pareja e hijos), cambios (estudios, bodas, graduaciones, embarazos), etc. seguramente las prioridades este nuevo año han cambiado gracias a todos  los aprendizajes adquiridos en el 2020.

Pero ¿Cómo establecer los propósitos para el año que comienza, y más cuando tuvimos un año tan incierto y diferente?

En primer lugar, el 2020 nos ha enseñado a ser pacientes, y a establecer prioridades, después de enfrentar a un virus tan contagioso y agresivo sabemos que tenemos que trabajar en procurar estar sanos, y pues ese fue el primer y quizá único propósito del 2020 (para lo cual nos mantuvimos en casa, usamos cubre bocas, medidas de higiene, cerraron negocios, etc.).

Al plantear los propósitos de este año nuevo debemos establecer prioridades; tener bien claro qué necesitamos cambiar o reforzar en nuestras vidas, teniendo en cuenta que mantenernos sanos quizá deba de continuar siendo el primer propósito de nuestra lista ya que con salud podremos cumplir con los demás  propósitos planteados.

Es importante tener en cuenta que es lo que se debe de hacer para mantenerse sanos, como  buenos hábitos alimenticios, hacer ejercicio, descansar, tener actividades que nos hagan sentir bien, etc. aquellas cosas que siempre ayudan a nuestro bienestar, sin olvidar, claro las medidas de prevención de contagios (que aprendimos este último año).

Este 2021 empieza tu lista con aquellas cosas que realmente sentiste te hicieron falta y extrañaste en el 2020, quizá notarás que son mucho más fáciles de cumplir que todas aquellas cosas que te planteaste antes de ser tocado por la pandemia. 

Para hacer tu lista de propósitos establece prioridades como todos los años, pero ahora pregúntate ¿realmente lo necesito?, y quizá con este ejercicio encontraremos que las prioridades ahora son aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones interpersonales  y nuestra salud tanto física, como emocional más que con cuestiones materiales y de vanidad. 

Quizá en el 2021 nuestra lista de propósitos sea más corta, ojalá hayamos aprendido a voltear la mirada a aquello que sí tenemos y nos hace sentir bien, en lugar de seguir soñando con eso que creemos nos hace falta.